El soberbio camino intelectualista hacia la Verdad de Dios

Posted on viernes, 11 de septiembre de 2009 | 1 comentarios
La teología, a mi parecer, es el campo del conocimiento más soberbio creado por el hombre. La RAE la define como la “ciencia que trata de Dios y de sus atributos y perfecciones”. Una ciencia es un conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes generales. Es decir, estos conocimientos se obtienen mediante una sola categoría humana: la razón.
Al discernir, entonces, mediante la razón, los teólogos no han hecho más que rendirle culto a la mente humana, y se han introducido en acalorados y ciegos debates frente a la “naturaleza” de Dios. Estos enormes tratados de filosofía teológica han sido leídos, releídos y contestados por la mayoría que cree que el Ser Supremo puede ser encasillado, entendido y comprobado argumentalmente mediante la sinapsis de nuestras neuronas. Simplemente nuestra mente se queda pequeña.
Y no se trata de ser estúpido, al contrario. Llegaremos a Cristo y al Padre sólo mediante el espíritu que vive en cada uno de nosotros, y que es conexión directa con Dios. ¡No con la razón! Somos pequeñas gotas de un inmenso mar- que es Dios-, es decir, pertenecemos a Él directamente. Por lo tanto, es una apostasía, no sólo decir, sino que hacer práctica- más aún personas que se definen como “cristianas”- de la mente como medio para llegar a tener una relación directa con Cristo. Es una diferencia tan sutil, ¡pero a la vez tan abismante!
Nuestro espíritu tiene razones que la razón no entiende- parafraseando el popular refrán-, y precisamente eso es lo que nunca asimiló John Henry Newman. Se cambió de religión porque simplemente leyó libros que le daban más la “razón” a la Iglesia Católica, y no discernió vivencial y espiritualmente lo que precisamente su espíritu le pedía a gritos: conocerlo. No importa a cuál religión se acomodó o no, esas son peleas que produce la gente del mundo en nombre de Dios. La mente sólo hizo que ahogara a su verdadera esencia, y que finalmente su objetivo se viera truncado, alejando a Dios de su vida mediante sus razonamientos filosófico-existenciales. Es la muerte misma.

Todos quienes somos creyentes nos han sermoneado una enseñanza fundamental: el Espíritu Santo tiene el Magisterio de la Sabiduría. Nadie más que Él posee la Verdad. Entonces, ¿por qué las religiones y creyentes tienen tantas dudas fundamentales con respecto a Dios y la Vida? Cada vez que escucho la opinión- porque no son más que eso, opiniones- de un cura, un teólogo, un sacerdote, o un simple y supuesto creyente, de cualquier religión, no veo más que inseguridad y discrepancias con respecto a sus pares. No veo espíritu en lo que manifiestan, no veo humildad. A veces simplemente responden que hay “misterios de la vida”. ¿Misterios? En una persona que Vive a Cristo y lo conoce no hay misterios, sólo verdad emanada de la única fuente de Sabiduría.
Dios es un dios de conciencia. La fe es sólo el primer escalón de la creencia. Es una convicción interna, espiritual, que se va haciendo tangible en la inocencia, siendo niños. El ser Persona es ser conciente de uno mismo; al contrario de los animales, que se rigen por instintos. Dios es un dios de conciencia, y además Él tiene conciencia de ser un dios.
Y es que ¿quién se ha relacionado directamente con Cristo? Cada vez que escucho a esos teólogos, la conclusión a la que llego es siempre la misma: “no conocen ni han vivido a Cristo en su espíritu”. Y qué lamentable. Muchas de esas personas guían a otras en su creencia en Dios, ¡y sólo se basan en los testimonios de la Biblia! Es decir, encarcelan a Dios en un libro, y lo leen como si fuera un “manual para el creyente”, una receta no muy complicada de realizar, algunos pasos para “llegar al Cielo”. Y la gente cae, y se hace cada vez más ignorante y muerta espiritualmente, acariciando a la razón como diosa del intelectualismo y la “verdad”.
Las enseñanzas del Tao Te King nos hablan de una verdad muy simple: “la verdadera maestría es aquella que enseña lo recorrido. Sólo los necios hablan de lo que nunca han vivido”. Por lo tanto, no debemos adorar a las personas, sino que tomar sus experiencias para no tropezar con la misma piedra. Es uno mismo el que tiene que recorrer el camino, su propio camino. Y si alguien no ha vivido realmente a Dios en su espíritu… ¿cómo puede realizar tantas afirmaciones, y además hacerlas en nombre de Él? Esa es la soberbia misma. Newman fue un soberbio.

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La Serena / Santiago, Chile
Tengo 21 años, y me declaro una apasionada de mi carrera y de la música. Actualmente estudio Periodismo en la Universidad Católica de Chile. Oriunda de La Serena, pero ahora vivo en Santiago.

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